Un poco en vía contraria al imaginario cultural, creo que
el primer beso no debe ser “perfecto”, sino que debe ser tan ambiguo e
insatisfactorio que deje plantada una duda y siempre deje queriendo más. Un
buen primer beso es una provocación: debe dejar en falta, impulsando a repetir,
invitando a desear.
[Escrito: viernes 04/11/2016]
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