Tomado de: Link |
No hay buenas intenciones o malas intenciones. Hay
intencionalidad, como Brentano lo propone, que talla la construcción de un
fenómeno, le esculpe y le optura al herir nuestra sensibilidad. Siendo así, no
depende casi del objeto en cuanto real –noúmeno–
si impacta o no en una persona o el modo
en que impacte, sino que depende especialmente de esta persona como sujeto. Así, tiene mucho más peso decir “no hay relación sexual”, “hay de lo Uno”, “hay desencuentro”.
No hay dispositivo, disposición o ideología, sino modos
de producción particulares, personalizados, singularizados, que se construyen
marcados con este intencionar, con
eso que es cada uno y queda tallado en sus modos de crear e incluso de
interpretar, de producir sentidos y alternativas, intuiciones de mundos, universos de sentidos.
[Escrito: miércoles 19/10/2016]
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