sábado, 19 de septiembre de 2015

Thanatismos

En cuanto a la búsqueda de expresiones acertadas, es sensato anotar que el idioma impone límites palpables a lo que puede ser dicho de maneras sencillas; sin embargo, siempre nos queda la retórica y la poiética para exceder los bordes de lo decible, además de que contamos con la metonimia y la metáfora. ¿Cómo vivir sin crear palabras propias?

Thanatismo es este deseo profundo de cortar los lazos que me atan, de desujetarme. Hay que saber, es necesario saber para entender que es un movimiento que bordea la psicosis, el desprendimiento de todo simbólico, de cada categoría acuñada por los guardianes de las palabras, los vigilantes del hogar de los seres humanos, de la existencia.

Thanatismo es el deseo de callar para no volver a decir, para no volver a sufrir diciendo. Hablar duele, convivir agobia, entender desgasta, soportar marea, esperar agota, sentir despedaza, vivir se hace insoprotable y es por eso que es necesario reinventarlo como otro “vivir” nuevo, en infinitivo. Cada “vivir” es más que suficiente, es excesivo, es iracundo en el intento de sobrevivir y terrible en el sentir. Lo ominoso no es otra cosa que el deseo que inunda la vida humana, indisoluble, descarriado, amoral, implacable e insostenible. El deseo es la gran maldición de la humanidad, estamos condenados a desear a costa de nuestras vidas, a añorar al mismo tiempo la pasión, el encanto, el desborde, el sufrimiento, la felicidad, el dolor, el goce y la tranquilidad. Si es que existe alguna salida a semejante pesadez en la vida humana se encuentra en la muerte, puesto que el sentido se agota y la psicosis no ofrece una solución prudente o sostenible.

Caminamos con paso pesado hacia la muerte, se trata del peso de la existencia y el desborde de deseos y sentimientos que nos abordan perpetuamente, sin contar con las cargas ideales, morales, categóricas, éticas, fantasiosas y reales. ¿Qué tiene de malo desear ir más liviano a cada paso en la marcha athrópica? ¿Por qué no intentar enfrentar a la hermosa inexorable griega, a la Moira de dulces tijeras, con tranquilidad en el alma? Si la eutanasia puede ser un camino de vida en cuanto se trata de completar gustosamente la vida para bien-morir, ¿por qué no retomar a los egipcios en este punto? Morirse sin remordimientos, con un corazón que pesa menos que una pluma en la balanza de Anubis; vivir liviano y morir sin reproches.

Cortar estos vínculos, callar por la eternidad es una forma de vivir con ligereza en el espíritu. No se trata de una muerte en vida, sino de una vida un poco más tranquilizante, una forma de enfrentar la desventura de haber nacido y la pesadez de seguir existiendo a pesar de la vida misma, dada la existencia-en-el-mundo. Disculpen cualquier heterodoxia, es que ya me importa un culo ceñirme o no a la teoría porque estoy ceñido a la vida.

Intentar hablar bien, lejos de ofrecer el descanso subjetivo que la obsesión pretende, mortifica el intento de hablar y agobia el pensamiento. Más de uno terminará escuchando voces que le dictan palabras, sin que ninguna le sirva para decir lo indecible.

Me voy, necesito descansar para seguir viviendo. Necesito terminar, y reconozco que la otra certeza que tengo en vida me tranquiliza profundamente: Me alegra saber que eventualmente moriré, y descansaré de lo difícil que me resulta sostenerme, pensar, escribir, hablar, y en especial respirar.

Pero hoy necesito descansar; descansar para seguir viviendo.



[Escrito: domingo 14/06/2015]

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